martes, 11 de febrero de 2014

Gustavo Adolfo Bécquer


Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, nació en Sevilla el 17 de febrero de 1836 y murió en Madrid el 22 de diciembre de 1870. Fue un  poeta y narrador español perteneciente al movimiento del Romanticismo.
Su obra más célebre son las Rimas y Leyendas.


Retrato del poeta realizado por su hermano Valeriano Bécquer en 1862.


En clase estamos trabajando para el 14 de febrero al poeta sevillano. Hemos seleccionados algunos de sus poemas y decoraremos los pasillos del cole con corazones rojos en los que cada niñ@ copiará el poema que mas le haya gustado.

Aquí os dejo una pequeñísima muestra.



  RIMA XXX
Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino; ella, por otro;
pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?
autógrafo
Gustavo Adolfo Bécquer


    RIMA XII Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar, te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las hourís del Profeta.
El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera;
entre sus siete colores
brillante el Iris lo ostenta,
las esmeraldas son verdes;
verde el color del que espera,
y las ondas del océano
y el laurel de los poetas.
Es tu mejilla temprana
rosa de escarcha cubierta,
en que el carmín de los pétalos
se ve al través de las perlas.
Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean,
pues no lo creas.

Que parecen sus pupilas
húmedas, verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro
que al soplo del aire tiemblan.
Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta
que en el estío convida
a apagar la sed con ella,
Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean,
pues no lo creas.

Que parecen, si enojada
tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen
en las cantábricas peñas.
Es tu frente que corona,
crespo el oro en ancha trenza,
nevada cumbre en que el día
su postrera luz refleja.
Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.

Que entre las rubias pestañas,
junto a las sienes semejan
broches de esmeralda y oro
que un blanco armiño sujetan.
                        *
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
quizás, si negros o azules
se tornasen, lo sintieras.
autógrafo
Gustavo Adolfo Bécquer

26 comentarios:

  1. Como en un libro abierto
    leo de tus pupilas en el fondo.
    ¿A qué fingir el labio
    risas que se desmienten con los ojos?

    ¡Llora! No te avergüences
    de confesar que me quisiste un poco.
    ¡Llora! Nadie nos mira.
    Ya ves; yo soy un hombre... y también lloro.

    Javier R

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  2. RIMA XVIII

    Fatigada del baile,
    encendido el color , breve aliento
    apoyada en mi brazo
    del salón se detuvo en un extremo

    Entre la leve gasa
    que levantaba el palpitante seno ,
    una flor se mecía
    en compasado y dulce movimiento .

    Como en cuna de nácar
    que empuja al mar y acaricia el céfiro,
    tal vez allí dormía
    al soplo de sus labios entreabiertos

    ¡ Oh , quién así - pensaba -
    dejar pudiera deslizarse en el tiempo !
    ¡ Oh si las flores duermen ,
    que dulcísimo sueño .


    Nacho Pera

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  3. Asomaba en sus ojos una lágrima:
    Asomaba en sus ojos una lágrima
    Y a mi labio una frase de perdón;
    habló el orgullo y se enjugó su llanto,
    y la frase en mis labios espiro.

    Yo voy por una camino; ella por otro;
    pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
    yo digo aún. - ¿ Por qué calle aquel día?
    y ella dirá. ¿Por qué no llore yo?

    Eva leonicio Ruiz 6ºA.

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  4. POR UNA MIRADA UN MUNDO

    Por una mirada, un mundo;
    por una sonrisa, un cielo;
    por un beso... ¡Yo no sé
    qué diera por un beso!

    Manuel O

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. Como en un libro abierto

      Como en un libro abierto
      leo de tus pupilas en el fondo.
      ¿A qué fingir el labio
      risas que se desmienten con los ojos?

      ¡Llora! No te avergüences
      de confesar que me quisiste un poco.
      ¡Llora! Nadie nos mira.
      Ya ves; yo soy un hombre... y también lloro.

      Juan Luis.

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  6. Hola soy lola y este es el poema que voy a escribir

    ASOMABA EN SUS OJOS UNA LÀGRIMA
    Asomaba en sus ojos làgrima
    y a mi labio una frase de perdòn;
    hablò el orgullo y se enjugò su llanto,
    y la frase en mis labios expirò.

    Yo voy por un ;ella, por otro;
    pero,al pensar en nuestro mutuo amor,
    yo digo aùn : -¿ por què callè aquel dìa?
    y ella dirà :- ¿por què no llorè yo?

    GUSTAVO ADOLFO BÈCQUER

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  7. RIMA XVIII

    Fatigada del baile,
    encendido el color , breve aliento
    apoyada en mi brazo
    del salón se detuvo en un extremo

    Entre la leve gasa
    que levantaba el palpitante seno ,
    una flor se mecía
    en compasado y dulce movimiento .

    Como en cuna de nácar
    que empuja al mar y acaricia el céfiro,
    tal vez allí dormía
    al soplo de sus labios entreabiertos

    ¡ Oh , quién así - pensaba -
    dejar pudiera deslizarse en el tiempo !
    ¡ Oh si las flores duermen ,
    que dulcísimo sueño .



    Marta Gonzalez

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  8. No sé lo que he soñado
    en la noche pasada.
    Triste, muy triste debió ser el sueño,
    pues despierto la angustia me duraba.
    Noté al incorporarme
    húmeda la almohada,
    y por primera vez sentí al notarlo,
    de un amargo placer henchirse el alma.
    Triste cosa es el sueño
    que llanto nos arranca,
    mas tengo en mi tristeza una alegría...
    ¡Sé que aún me quedan lágrimas!

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  9. De lo poco de vida que me resta
    diera con gusto los mejores años,
    por saber lo que a otros
    de mí has hablado.

    Y esta vida mortal y de la eterna
    loque me toque si me toca algo,
    por saber lo que a solas
    de mí has pensado.

    Gustabo Adolfo Becquer

    Soy Pepa. Espero que te guste el poema, aunque todavia no me he decidido. Adiós

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  10. RIMA LXI

    MELODIA

    (Es muy triste morir joven, y no contar
    con una sola lágrima de mujer]

    Al ver mis horas de fiebre
    e insomnio lentas pasar,
    a la orilla de mi lecho,
    ¿quién se sentará?

    Cuando la trémula mano
    tienda, próximo a expirar,
    buscando una mano amiga,
    ¿quién la estrechará?

    Cuando la muerte vidríe
    de mis ojos el cristal,
    mis párpados aún abiertos,
    ¿quién los cerrará?

    Cuando la campana suene
    (si suena en mi funeral)
    una oración, al oírla,
    ¿quién murmurará?

    Cuando mis pálidos restos
    oprima la tierra ya,
    sobre la olvidada fosa,
    ¿quién vendrá a llorar?

    ¿Quién en fin, al otro día,
    cuando el sol vuelva a brillar,
    de que pasé por el mundo
    quién se acordará?

    Gustavo Adolfo Bécquer


    Marta Aguilera Pérez

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  11. RIMA XLII

    Cuando me lo contaron sentí el frío
    de una hoja de acero en las entrañas;
    me apoyé contra el muro, y un instante
    la conciencia perdí de dónde estaba.

    Cayó sobre mi espíritu la noche,
    en ira y en piedad se anegó el alma.
    ¡Y entonces comprendí por qué se llora,
    y entonces comprendí por qué se mata!

    Pasó la nube de dolor.... Con pena
    logré balbucear breves palabras...
    ¿Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo...
    Me hacía un gran favor... Le di las gracias.
    autógrafo.

    María de la torre saludos.

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  12. Hola soy Ramón, siento no haber escrito en el blog a tiempo la poesía, pero al fin y al
    cabo lo he hecho:


    DEL SALÓN EN EL ÁNGULO OSCURO

    Del salón en el ángulo oscuro,
    de su dueña tal vez olvidada,
    silenciosa y cubierta de polvo
    veíase el arpa .

    ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
    como el pájaro duerme en las ramas,
    esperando la mano de nieve
    que sabe arrancarlas!

    -Ay-pense-; ¡cuántas veces el genio
    así duerme en el fondo del alma,
    y una voz, como Lázaro, espera
    que le digo:"¡Levántate y anda!"



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  13. AL BRILLAR UN RELÁMPAGO NACEMOS.

    Al brillar un relámpago nacemos,
    y aún dura su fulgor cuando morimos;
    ¡tan corto es el vivir!

    La Gloria y el Amor tras que corremos
    sombras de un sueño son que perseguimos;
    ¡despertar es morir!

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    1. Hola seño soy Irina esque se me ha olvidado poner mi nombre.
      De tu amumna Irinz

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  14. EN LA IMPORTANTE NAVE

    En la importante nave
    del templo bizantino,
    vi la gótica tumba a la indecisa
    luz que temblaba en los pintados vidrios.

    Las manos sobre el pecho,
    y en las manos un libro,
    una mujer hermosa reposaba
    sobre la urna, del cincel prodigio.

    Del cuerpo abandonado,
    al dulce peso hundido,
    cual si de blanda pluma y raso fuera
    se plegaba su lecho de granito.

    De la sonrisa última
    el resplandor divino
    guardaba el rostro, como el cielo guarda
    del sol que muere el rayo fugitivo.

    Del cabezal de piedra
    sentados en el filo,
    don ángeles, el dedo sobre el labio,
    imponían silencio en el recinto.

    No parecía muerta;
    de los arcos macizos
    parecía dormir en la penumbra,
    y que en sueños veía el paraíso.

    Me acerqué de la nave
    al ángulo sombrío
    con el callado paso que llegamos
    junto a la cuna donde duerme un niño.

    La contemplé un momento,
    y aquel resplandor tibio,
    aquel lecho de piedra que ofrecía
    próximo al muro otro lugar vacío,

    en el alma avivaron
    la sed de lo infinito,
    el ansia de esa vida de la muerte
    para la que un instante son los siglos...

    *

    Cansado del combate
    en que luchando vivo,
    alguna vez me acuerdo con envidia
    de aquel rincón oscuro y escondido.

    De aquella muda y pálida
    mujer me acuerdo y digo:
    —¡Oh, qué amor tan callado, el de la muerte!
    ¡Qué sueño el del sepulcro, tan tranquilo!

    Manuel Carrillo María

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  15. ALGUNA VEZ LA ENCUENTRO POR EL MUNDO.

    Alguna vez la encuentro por el mundo,
    y pasa junto a mi;
    - ¿ còmo puedo reir?
    Luego asoma a mi labio otra sonrisa,
    màscara del dolor;
    y entonces pienso:-Acaso ella se rie como me rio yo.
    GUSTAVO ADOLFO BÈCQUER

    RAQUEL ÁLVAREZ FERNÀNDEZ.

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  16. Gustavo Adolfo Bécquer

    Llegó la noche y no encontré un asilo;
    Y tuve sed... ¡mis lágrimas bebí!
    ¡ Y tuve hambre! ¡Los hinchados ojos cerré para morir!
    ¿Estaba en un desierto? Aunque a mi oído
    de las turbas llegaba el ronco hervir,
    yo era huérfano y pobre.... El mundo estaba desierto ¡para mí!

    María Rodríguez Reina

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  17. ASOMABA A TUS OJOS.

    Yo sé un himno gigante y extraño
    que anuncia en la noche del alma una aurora,
    y estas páginas son de ese himno,
    cadencias que el aire dilata en las sombras.

    Yo quisiera escribirle, del hombre
    domando el rebelde, mezquino idioma,
    con palabras que fuesen a un tiempo
    suspiros y risas, colores y notas

    Pero en vano es luchar, que no hay cifra
    Capaz de encerrar; y apenas, oh, hermosa!
    Sí, teniendo en mis manos las tuyas,
    pudieran, al oído, cantártelo a solas.

    Gustavo Adolfo Becquer

    Ara Sánchez León 6°A

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    1. RIMA XX

      Sabe,si alguna vez tus labios rojos
      quema invisible atmósfera abrasada,
      que el alma que hablar pueden con los ojos,
      también puede besar con la mirada.
      GUSTAVO ADOLFO BECQUER

      Martín Izquierdo Cuevas 6ºA

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  18. Rima LXXVII
    Dices que tienes corazón y sólo
    lo dices porque sientes sus latidos.
    Eso no es corazón ...;es una máquina,
    Que al compás que se mueve,hace ruido.
    Gustavo Adolfo Becquer.

    De Elena Muñoz.

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  19. Rima XIX

    Cuando sobre el pecho inclinas
    la melancólica frente,
    una azucena tronchada
    me pareces.

    Porque al darte la pureza
    de que es símbolo celeste,
    como a ella te hizo Dios
    de oro y nieve.

    -Gustavo Adolfo Becquer
    -Ian Gaymon Villalba

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  20. Los suspiros son aire y van al aire.
    Las lágrimas son agua y van al mar.
    Dime, mujer, cuando el amor se olvida,
    ¿sabes tú adónde va?
    Alejandro Gil Ramos

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  21. Carlos Romanco. 6ºC
    Podrá nublarse el sol eternamente;
    Podrá secarse por un instante el mar;
    Podrá romperse el eje de la tierra
    como un débil cristal.

    ¡todo sucederá! Podrá la muerte
    cubrirme con su fúnebre crespón
    pero jamás podrá en mí apagarse
    la llama de tu amor

    Gustavo Adolfo Becquer

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  22. TODO SUCEDERÁ
    podrá nublarse el sol eternamente;
    podrá secarse por un instante el mar;
    podrá romperse el eje de la tierra
    como un débil cristal.
    ¡TODO SUCEDERÁ! Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón,
    pero jamás podrá en mi apagarse la llama de tu amor.
    Por Andrés Fernández Salmerón

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  23. Los suspiros son aire
    y van al aire.
    Las lágrimas son agua
    y van al mar.

    Dime , mujer, cuando
    el amor se olvida,
    ¿sabes tú adónde va?

    Por Miguel Ortiz Oliver 6C.

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